El petiso orejudo
Una infancia conflictiva
Fue uno de los primeros asesinos seriales de la historia criminal argentina, conocido mundialmente como "El petiso Orejudo". Cayetano Santos Godino nacio el 31 de octubre de 1896 en un conventillo de la calle Dean Funes al 1.000, entre Parque Patricios y Almagro.
Creció junto a sus ocho hermanos y fue severamente castigado desde pequeño por Fiore Godino, su padre alcohólico y sifilítico que le llegó a provocar 27 cicatrices en el cuerpo.
De un 1,61 y grandes orejas, encajaba perfecto en la teoría de Cesare Lombroso, que intentó explicar a través de sus análisis que había grupos humanos condicionados por anomalías en su cuerpo que los guiaban al delito.
Por sus conductas, en su momento lo consideraron un "imbécil", un "alienado mental", un "sádico", un menor "inadaptable" o "degenerado irresponsable". Lo cierto es que a principios del Siglo XX nadie supo qué hacer con él, no había institución que abordara sus trastornos de personalidad.
El joven que decapitaba pájaros a los que mutilaba pinchándole los ojos y los escondía debajo de su cama llegó al reformatorio de menores de Marcos Paz cuando su padre encontró los animales muertos y lo denunció ante la policía, pedía que lo recluyesen donde fuese por el tiempo que sea necesario
Pirómano y asesino
Godino era un piromaníaco al que le gustaba ver cómo los bomberos caían en las llamas. Entre los 7 y 8 años ya provocaba incendios en corralones de materiales y hasta se atrevió a quemar viva el 7 de marzo de 1912 a Reina Bonita Vainicoff (5) que finalmente falleció días después a causa de las quemaduras.El homicidio que nunca se le pudo probar fue el de 1906 de Maria Rosa Face (2). Como no la habría podido matar, la habría enterrado viva en un baldío. Él mismo contó el episodio muchos años después. En el lugar ya se había construido una casa.
El 25 enero de 1912 el cuerpo de Arturo Laurora, un niño de 3 años, fue encontrado en una casa abandonada de la calle Pavón 1.541. Estaba golpeado y semidesnudo, con un trozo de piolín atado en el cuello y golpeado con una varilla.
El 8 de noviembre de 1912 en un descampado intentó estrangularlo con el piolín de sus pantalones al pequeño Roberto Russo, de dos años. En total fueron siete los niños los que se salvaron de que los matase, según los registros.
El 3 de diciembre de 1912 mató a Gerardo Jesualdo Giordano, de 3 años. Ese homicidio es el más documentado. Giordano lo acompañó hasta la quinta Perito Moreno y allí lo inmovilizó, tomó el piolín y le dio más de una docena de giros en el cuello, buscó un clavo para clavárselo en la cabeza y encontró al padre del niño preocupado por su hijo; le dijo que lo buscara en la comisaria, volvió y le introdujo al niño el clavo en la cabeza con un adoquín, lo tapó con unas chapas y se alejó. Horas después Godino fue al velorio y allí le acaricio la cabeza a su víctima.
Detenido, trasladado y recluido
El 4 de diciembre de 1912 fue detenido por la Policía. Fue recluido en el hospicio de Las Mercedes en donde intentó envenenar a un paciente, estrangular a un paralitico y a un postrado.
En 1923 fue trasladado a la cárcel de Ushuaia, donde antes de ser entrevistado por Soiza Reilly en 1933 mató a dos gatos que los penados del presidio alimentaban. Les quebró el espinazo. Le pegaron tanto que lo mandaron al hospital durante 20 días.
No aprendió ningún oficio en la cárcel y que padecía una enfermedad mental que le impedía memorizar.
El petiso se convirtió en leyenda tras morir el 15 noviembre de 1944, a causa de una hemorragia interna, el mito siguió con los años con diferentes versiones de su muerte. Sus huesos desaparecieron del cementerio antiguo y hasta se dijo que un jefe carcelero utilizaba su fémur como un pisapapeles.
En la imagen de la derecha se puede observar un muñeco de yeso con su figura, representando su estadía en la cárcel, hoy convertida en un museo.
Un "loco moral"
El médico Amador L. Lucero (1870-1914) era un médico forense y la Justicia requirió sus servicios para este caso, traza el perfil psicológico de Godino, luego de analizar en detalle sus crímenes, tentativas de asesinato, actividades de pirómano y hábitos de vida.
De acuerdo a la terminología científica de su época, concluye dictaminando que Cayetano Santo Godino podía clasificarse como “degenerado hereditario”, “imbécil” y “loco moral”.
Sobre los estremecedores delitos, jamás expresó el menor remordimiento, sino todo lo contrario.
"Godino sabía que estaba haciendo mal en el momento del hecho. Veamos las transcripciones de las preguntas y respuestas que he seleccionado de los diálogos mantenidos con los peritos:
-Perito: ¿Piensa usted, que tiene derecho a matar niños?
-Godino: No soy el único, otros también lo hacen.
-Perito: ¿Por qué mataba usted a los niños?
-Godino: Porque me gustaba.
-Perito: ¿Con que objeto fue usted a la casa del niño Giordano el mismo día que lo mato?
-Godino: Porque sentía deseos de ver al muerto.
-Perito: ¿Con que objetivo le tocó usted la cabeza al muerto?
-Godino: Para ver si tenía el clavo.
Surge evidentemente en el interrogatorio que, en el momento de cometer crímenes, tenía capacidad penal, es decir, la capacidad de entender y querer".
-Perito: ¿Piensa usted, que tiene derecho a matar niños?
-Godino: No soy el único, otros también lo hacen.
-Perito: ¿Por qué mataba usted a los niños?
-Godino: Porque me gustaba.
-Perito: ¿Con que objeto fue usted a la casa del niño Giordano el mismo día que lo mato?
-Godino: Porque sentía deseos de ver al muerto.
-Perito: ¿Con que objetivo le tocó usted la cabeza al muerto?
-Godino: Para ver si tenía el clavo.
Surge evidentemente en el interrogatorio que, en el momento de cometer crímenes, tenía capacidad penal, es decir, la capacidad de entender y querer".
Fuente: Diario "La Gazeta"
Comentarios
Publicar un comentario